G.M. K.J.

de pálido a voraz de cabida incesante es la etiqueta. Paso el dragón y me dejo solo, como la Voraz y henchida bolsa que me chupo. Trabaje la idea de mente, de idea la idea, balbuceo mentiras agobiadas deshilachadas las carnes en almuerzo voraz, intentas engañarme conectores pocos palabras hiladas desilachadas, vuelve repito y copio. Cayó en copiosa lluvia el niño con alas en las manos atravesó la muralla azul de la infancia. El veneno llego al cerebro desconecto las neuronas y vio al vacío a simismo y se negocio su salida, pero perdió. Paraíso es la idea rompiendo vidrios ajenos, legando la facilidad ficticia. Al punto de corte, Me trato a mi mismo, con crudo hablar entablando semejanzas autoritarias, me caigo en bolsas de carne desmigajada, linea cruzada de poetas ataque a dos flancos, solo tendrás piedras, y no tendré la culpa de escribir horrible, de ser vil borracho sanguinario y poco capaz. De apalearte la espalda desarmando el arma en caída libre.
Sentirse a si mismo mordiéndose la cola demostrando, que me encorvo masticando mis pies, me pienso mientras me como avanzando ya los pies de lado o de fondo, y al fina vuelven a salir por la boca.