lunes, 8 de enero de 2007

Sobre la escultura contemporanea

Sobre la escultura contemporánea.

Cuando somos extranjeros al entendimiento sobre algún objeto ¿Qué nos queda hacer? ¿Debemos aferrarnos a lo más cercano a nosotros? Creo que el mundo más posible dentro de la escultura contemporánea, debe estar sumido a su propia ignorancia, a su casi nula existencia. Así como lo seria el poema escrito anteayer por un poeta bielorruso de 20 años y una carrera incipiente, que será descubierta, quizás, en unos años mas. La escultura contemporánea es algo parecido a los sonido, sabes que debe estar y que debe existir, pero mas allá de eso no la puedes ver. Es como el poema del poeta, sabes que puede existir, pero no lo has leído.
Como hablar de algo técnico, preciso, histórico, artístico, si no se es ninguna de las anteriores, como es posible hablar de algo que no vemos, salvo en revistas y en libros, en los cuales las esculturas son cuadros pintados por una editorial con renombre. Estamos frente al dilema de jugar, jugar con esto que no es de nosotros, mas si pertenece a nuestra vida rutinaria. Cuando digo escultura, no estoy diciendo futuro no estoy diciendo nada, o mucho quizás. ¿Como se maneja un auto que no es de uno? Solo se hace, nada mas, se maneja, como intentare ver si puedo manejar a la escultura contemporánea.
El hombre actual esta abrumado frente a la posibilidad de un nuevo mundo, es el mundo que se cierra el que se abre. El escultor, puede ver al frente suyo el más incierto futuro, estas puertas gigantes, monstruosas, abismales, que se cierran para nunca más abrir. Son quizás estas puertas las necesarias de retratar, tal vez ya lo hizo Rodin, o Dante, o tal vez yo mismo cuando cerré la puerta de mi casa. Estas puertas representan al mismo escultor, que busca su salida intentando pasar entre medio de estas puertas a medio cerrar, no es tan fácil como se piensa, no es arte para el pueblo, ni para un gueto de ilustrados de la era de oro del iluminismo del arte. Hay que eliminar a los dioses de la creación, al señor feudal y a su papado visigodo así como al pretendiente de “la llorona”, tanto al ilustrado como al aprendiz, estas puertas nos muestran sus rostro, agonizantes y sedientos de sangre, virgen y no virgen, casta y prostituida, frente al mundo. A lo mejor el escultor debe cerrar estas puertas, soldarlas, empastarlas.
De alguna manera, David y Moisés nos muestran el cierre de estas puertas, la capilla misma. El escultor juguete de la escultura, como quizás nosotros de nosotros, y de estas puertas que dejan ver muy poca luz, tanto como para hacer una pequeña orbita escultural.

1 comentario:

Daniela C. dijo...

janito: está súper bueno el planteamiento..pero me quedan interrogantes respecto a la imagen que precede al sonido o ésta precede de la imagen?? ah? ah??
explicalo po'..ahi te quiero ver..con la pata' en la mente
te quiero!

 
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